sábado, 6 de agosto de 2011

La Ley de Sabiduría o de Salud de Dios.







Una de mis debilidades- pequeñas, pero debilidades- es la Ley de Sabiduría. Una de esas cosas que en el principio fue dado como consejo y luego pasó a ser llamamiento.





No es que me emborrache, fume o me encante el café. Soy más bien de chocolate negro puro sin azúcar, aunque creo también puede ser tomado como algo adictivo. Sin embargo, me encanta el té suave como el blanco o el chino que son de escasa fermentación y apenas tienen teina. Por suerte, ahora ya hay alimentos sin teina y sin cafeína. Y otra cosa es ese pequeño vasito de licor que te sirven en los restaurantes chinos. No es algo que tome siempre e incluso puedo pasar de él, pero como siempre pasa, caemos en lo que hacen los demás.





En mi caso, tanto el té, el café que tomo descafeinado y aún así me afecta, y esa "uña" de licor muy de tarde en tarde me afecta. Soy epiléptica desde los catorce años y hasta que me muera. El chocolate y derivados tampoco debería pues añadimos la diabetes Tipo 2 en la que no hace falta inyectar insulina y se controla por pastillas, ni ningún tipo de dulce.





Hoy, que tras volver a ponerme en orden con Dios con un ayuno dentro de mis posibilidades de salud- la Iglesia no pide sacrificios extremos y menos que juguemos con nuestra salud-, he leído Doctrina y Convenios 89 que es donde se halla La Palabra de Sabiduría y he sentido mucho amor por lo leído.





Otra de las cosas dichas es que la carne debe ser carne de ave, preferentemente, y nada de sangre; y sobre todo en invierno. Esto tiene su explicación que ha venido de los científicos con los años. La carne tiene menos proteínas que el pescado, sólo un 30% con respecto al pescado, y su ingesta es apropiada en temporada de fríos para alimentar el cuerpo en esas épocas bajas. Y lo de la sangre es que la carne poco hecha como gusta a mucha gente no ha eliminado todas las bacterias que tiene en crudo.





También se comenta que es mejor una alimentación de tipo vegetariana y tomar mucho cereal que, en opinión mía, combinada con el pescado y los huevos hacen saludable nuestro cuerpo.





Así también se trata el tema del descanso y el ejercicio físico dentro de nuestras posibilidades para llegar a estar sanos tanto en nuestra juventud como para llegar sanos y lúcidos en nuestra vejez.





Ahora que camino paso a paso, precepto a precepto hacia mi reintegración en la iglesia que yo escogí hace casi 25 años, debo luchar por dejar atrás mis debilidades... Y sé que con la oración y la ayuda de Dios lo conseguiré.





Además; ya no es por religión. Nadie mejor que yo para tener razones para obedecerla. Todavía queda en mi mente mi último ataque de epilepsia fuerte en el 2005. Mi padre nunca me había visto así.





Agradezco a Dios por este consejo, ahora mandamiento, que me ayuda a estar en forma siempre que la obedezco; porque ni a mi peor enemigo le deseo mis ataques de epilepsia. No duran más de dos minutos porque más es la muerte de muchas neuronas, pero parece una eternidad.





Obedezcamos la ley de salud del Señor porque es para nuestro bien.





"Cesad de ser ociosos; cesad de ser impuros... cesad de dormir más de lo necesario; acostaos temprano para que no os fatiguéis; levantaos temprano para que vuestros cuerpos y mentes sean vigorizados" (D. y C. 88:124).










Marian García.

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