sábado, 13 de agosto de 2011

LA LIBERACIÓN DEL PERDÓN.













Una de las cosas que se nos pide con más ahínco y más difícil de hacer es la de perdonar y olvidar. Y es cosa no fácil si tienes encima mi carácter. Y no es que sea mala persona, pero cuando me hieren puedo, con el tiempo, perdonar; pero tengo una memoria de elefante.







En estos meses que he estado inactiva intenté ser otra persona y alcanzar mi sueño actoral, pero aún dejando mi empresa y no ser admitida por edad- supongo también por preparación- en la Escuela Navarra de Teatro, luché por su mantenimiento haciendo cosas como ir a manifestaciones vestida de payasita como otros iban con disfraces y hacían sus actuaciones.







No me arrepiento de luchar por la escuela que amos aunque ciertas personas de ahí me hayan hecho sentir humillada. Pero he aquí la cuestión, ¿cómo perdonas a estas personas que no han valorado tu apoyo y aún te han negado una tercera oportunidad porque dan valor a los jóvenes como si el mundo sólo existiesen gente hasta los treinta o treinta y cinco años? ¿Qué experiencia de vida tienen estos chicos para dar vida a personajes ancianos por muy buenos actores que sean?







Pero esto debería ponerlo en mi blog de teatro. No nos torzamos del tema.







Explico esto porque no es fácil perdonar y yo hice un trabajo mental y espiritual llegando a ver de forma positiva a ciertas personas.







No podemos esperar que los demás respondan positivamente a nuestros cambios y es nuestro deber como miembros de esta iglesia hacer nosotros el cambio. dejemos que ellos caminen por la vía del rencor, si quieren; pero nosotros debemos hacer ese trabajo, ese esfuerzo por verlos de otra forma o, simplemente, no verlos y que se alejen de nuestros recuerdos.







Estoy leyendo un libro de superación juvenil que es aplicable a los adultos y que no se aleja de los Principios de la Iglesia. Si aparece un recuerdo o pensamiento negativo debemos actuar en seguida y cambiarlo por otro positivo. Con el tiempo y oración podremos hacer de estos malos recuerdos y sentimientos no gratos como hojarasca que termina llevándosela el viento y desaparece de nuestras vidas.







Y doy fe de que, en la medida de que he ido viendo a estas personas de forma más agradable- aunque con otras todavía me queda trabajo por hacer-, mi paz y mi amor por ellas me ha liberado y sigo sintiendo amor por el teatro y mi escuela que tiene un significado especial, pues era un cine cuando mis padres eran novios e iban a ver películas antes de casarse allí y tener que cuidar de una bebé dormilona que no ha cambiado mucho en eso...:D







Así que tengamos paz y hagamos lo posible por no solo perdonar, sino olvidar, aunque nos cueste un tiempo.







Yo estoy en ello y en cada ayuno y oración pido por ellos y por los estudiantes que sí van a conseguir su sueño.







Decir que Dios me regaló con anticipación una salida a este rechazo y estoy feliz con mis estudios de teatro a otro nivel.







Nuestro Padre Celestial nunca nos desampara.














Marian García.

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