domingo, 23 de diciembre de 2012

Etapa de reflexión.

Ya ha llegado la Navidad y es hora de mirar atrás.
Parece que en esta época hacemos una reflexión de todo el año como algo necesario para iniciar el nuevo año.
En este año salpicado por la mala interpretación de la profecía de los mayas que hablaban de un cambio de ciclo, no del fin del mundo, han pasado muchas cosas: un intento de volver a ser mi propia jefa con quien en otro tiempo nunca tuve concordia; pero sigue siendo mi amiga. Nunca debes confundir el trabajo con las relaciones personales; aunque hay que reconocer que esta vez sí se ha minado la amistad más que antes.
También es esta una Navidad si tanto consumismo. Eso da una gran oportunidad de sentir el espíritu navideño con su verdadero sentido, y con cierta humildad. Es bueno de vez en cuando regresar a ese aspecto puro de la Navidad. Disfrutar como niños de las luces de la ciudad, de poner el belén, el árbol con sus cintas brillantes y sus adornos. En la puerta un enorme lazo con sus campanitas; y ya encima de la puerta hay una herradura auténtica pintada de pintura dorada.
Este año las luces no alumbran el acebo que hay en el jardín de la entrada, pero las cintas no faltan.
Como he escrito antes, este año es año de sentir la gratitud por estar juntos a la mesa. Sentir el sentimiento mágico de esta época con regalos realizados con el corazón, pero sin ser grandes juguetes para los niños o regalos de gran valor; pero hechos con todo el amor a pesar de su sencillez.
Debemos estar agradecidos por poder estar juntos, vivos y sentir de esta forma la Navidad, pues esto es un regalo que, a veces,  el consumismo no nos deja experimentar.
Y pasada la Navidad y comenzado el Año Nuevo caminemos a ser mejores que este año.
¡Feliz Navidad!

Marian García.

domingo, 19 de agosto de 2012

La Santa Cena y la penitencia.

De nuevo por aquí.
Hace tiempo que no es escribía nada en este blog como tampoco iba a la capilla. Debo reconocer que desde que somos barrio me siento descolocada, como si se hubiese perdido la esencia que me llamó cuando la conocí hace ya casi veintiséis años: el nueve de noviembre hago ese aniversario.
Por temas que siempre me han afectado pero cada vez menos debo hablar con el joven obispo antes de poder tomar la Santa Cena. Me detengo por respeto a la comunidad pues si Jesucristo dijo que se debía tomar cada vez que sus discípulos se reunían, yo debería tomarla; pero supongo me tiene "castigada".
Esta penitencia, al principio no me hacia gracia; pero así me doy cuenta de lo que necesito el pan y el agua, pues el vino a no ser que sea mosto no se toma. Y el agua es, a fin de cuentas, una gran cantidad de sustancia de nuestro cuerpo. Un setenta por ciento es agua y el resto que puede ser unos seis litros de sangre es lo que nos da la vida en nuestras venas.
Aunque esté lejos de la Iglesia y por mi familia camine también en el mundo de la Iglesia Católica, lo cierto es que cada día estoy más convencida del acierto de mi elección el nueve de noviembre de 1986.
Entonces el presidente y profeta era Ezra Taft Benson y han pasado muchos después y siempre los mismos consejos para los tiempos de crisis.
Ahora, que vivimos en uno de esos momentos me encantaría que mis padres entendiesen que solamente haciendo acopio de un buen almacenamiento estaremos preparados para esta crisis. Incluso, miembros de otras religiones saben de lo beneficioso de esta medida.
Pero me he ido del tema.
Pronto iremos a una Conferencia de Estaca. Por mi situación con mi familia sólo puedo ir a ella en domingo y espero algún día recibir la alegría de la tolerancia por mis ideas; mientras tanto, las excusas están a la orden del día. Espero que para entonces mi joven obispo se acuerde de mí y resolvamos el tema, pues ver tomar la Santa Cena y no tomarla es doloroso.
Puede parecer mentira para quien no es de la Iglesia, pero te da una fuerza moral el tomarla que es mayor que un complejo vitamínico en plan bestia.
Yo sé que voy a volver a tomarla.

Marian García.

sábado, 18 de febrero de 2012

MEDITAR.







Hoy quiero hablar del pensamiento positivo.





Mi estudio de la Ley de Atracción y la meditación del Método Silva me ha llevado a descubrir que las Escrituras son vivo ejemplo del Pensamiento Positivo: solamente hay que saber estar atentos y descubrir las escrituras que nos revelan lo que precisamos saber.





Cuando entro en mi nivel y debo ir a un lugar que me dé paz siempre me encuentro en el mar- en una playa viendo como vienen las olas; oigo de fondo música relajante de olas en mi mp4-; y también estoy en un templo encendiendo velas o sentada viendo la estatua de El Cristo en mármol blanco. Es una sensación de paz estar en un templo que ya nos han quitado las iglesias porque la paz que se vive en esos momentos superan la meditación transcendental de los lamas tibetanos.





La paz y la armonía que recibimos es beneficiosa para nuestra salud. Así también la lectura de las Escrituras con regularidad.





No recuerdo en qué universidad, si de USA o del Reino Unido, hicieron un experimento con personas afectadas con malestar en su tensión arterial y los que leían la Biblia con regularidad se sintieron mejor con el tiempo.





Eso da idea de la paz y serenidad y beneficios de una lectura relajante.





Sea cual sea el método de conseguir una buena meditación y un buen relax, no cabe duda que no hace falta hacer yoga o irse al Himalaya a meditar. Simplemente, una lectura y un rincón apacible y ganas de poner nuestra mente alejada de nuestros problemas cotidianos.










Marian García.

domingo, 5 de febrero de 2012

Volviendo tras mucho tiempo de nuevo al camino.







Tal vez es demasiado tiempo sin escribir, pero no sin sentir que cuando he necesitado a mi Hermano Mayor, ahí ha estado.





Cada vez me doy cuenta más de que es el Hermano Mayor de todos y que puedes creer en diferentes formas de religión y darle diferentes nombres; pero es siempre Él mismo: Jesucristo.





En estos tiempos de dolor tanto por amor terrenal, dudas sobre mi situación económica- que ha mejorado algo-, me he visto acompañada sin que yo le llamase.





No sé si he hablado de la Revelación Personal, pero a veces sin pedir nada me ha venido la respuesta a preguntas que me volvían loca.





Reconozco que soy muy de pensar mucho y muy introspectiva y de carácter reflexivo y tristón cuando no veo salida; pero los cambios en los últimos tiempos a un carácter más positivo por mi locura por el libro EL SECRETO me ha ayudado a ver que no tengo derecho a quejarme.





En el estudio del pensamiento positivo he descubierto que la mayoría de lo que dicen esos libros y otros sólo hace falta buscarlo en las Escrituras.





Jesús dio unas pautas para que no fuésemos prisioneros del pasado ni del futuro, porque si vives del pasado no progresas de la misma forma que si no te centras en sembrar en el presente no habrá cosecha en el futuro. Y de lo que siembres será tu cosecha.





Hace tiempo que no me sentía tan cerca de Dios como ahora.





A veces tenemos que meditar y meternos dentro de nosotros mismos y reflexionar sobre qué vida estamos construyendo.





¡Que Dios nos bendiga a tod@s seamos o no cristianos!





Todos somos hijos e hijas de Dios.










Marian García.