domingo, 28 de agosto de 2011

El arrepentimiento y estar siempre alertas.







El más importante acto, tras la fe en Jesucristo, es el arrepentimiento sincero por nuestras cosas que no han sido llevadas por los mandamientos de Dios y las normas de la Iglesia.





Este acto de constricción es necesario para llegar al bautismo, pero no acaba tras el bautismo y el don del Espíritu Santo por la imposición de manos a través de miembros dignos que posean el sacerdocio de Melquisedec. Es importante porque podemos caer de nuevo en algo y pedir perdón y poner de nuestra parte para no volver a caer es muy importante.





Pero debemos tener también en cuenta que perdonados nuestros pecados por Dios, si Él no los recuerda más nosotros no debemos martirizarnos recordando nuestros errores.





A veces debemos hablar con el líder de nuestra rama o barrio, sea el presidente de rama o el obispo del barrio al que pertenezcamos según sea la transgresión que hallamos cometido. Estos pecados suelen ser los tres graves que se contemplan: la violación de la Ley de Castidad, crimen de sangre que además debe cumplirse condena según la Ley de los hombres aparte de la Iglesia y el más abominable e imperdonable que es la negación del Espíritu Santo, o haber recibido la revelación del evangelio y negar la sabiduría que hemos recibido a través del Espíritu Santo. Aparte, si somos inactivos es bueno hablar con los líderes de nuestra comunidad para que nos digan cuando podemos tomar de nuevo la Santa Cena. No podemos tomar la Santa Cena si no ha transcurrido el tiempo en que el obispo o presidente de rama nos ha indicado; así mismo tampoco podemos salir a dar nuestro testimonio de la Iglesia.





No puedo hablar con todo conocimiento de estos "castigos". Supongo que es para sentir con fuerza lo que tenemos y podemos perder si caemos en nuestras debilidades. Por ello, es importante estar siempre alerta.





Oremos, leamos las Escrituras y obedezcamos dentro de nuestras posibilidades los mandamientos de Dios... Y si caemos, llenémonos del espíritu de arrepentimiento para volver a poner nuestra vida en orden.





Personalmente, yo hago el ayuno para reconciliarme con Dios. Eso es algo que también es adecuado realizar.










Marian García.

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