miércoles, 10 de agosto de 2011

El poder de la fe en el ayuno.



Hoy he sentido que todos mis deseos `pueden hacerse realidad con un poco de esfuerzo y sacrificio.



Mi familia no es miembro de la Iglesia y siempre mis padres han sido muy opositores, pero tras dos ayunos seguidos que no han podido ser completos por mi peculiar salud: soy epiléptica y diabética, y debo tomar mi medicación y no dejar de comer en exceso por la diabetes de Tipo 2 en mi caso. Sin embargo, siempre limito en parte mi ingesta de alimentos y me paso ese día, que es desde la comida del sábado- si hablamos del ayuno mensual de la Iglesia- hasta la comida del domingo, por lo que te pasas la mayor parte del tiempo durmiendo, orando a Dios pidiendo por estar en paz y por algo en especial.



Estos días oré para que mis padres fuesen más tolerantes y parece que mi madre, debido a que no ve con buenos ojos mi amistad con Beatriz, con la que ya he decidido no puedo trabajar, va aceptando que vaya a ver a esos "odiosos" mormones.



El tema siempre es el dinero, aunque ellos se gasten bastante en ir a una fiesta rociera de la que ninguno es devoto; pero es eso: una fiesta.



Pero no voy a criticarles en demasía. Ya sé hace tiempo que para lo mío hay unas leyes que no son las mismas para ellos.



Por otra parte, todas las cosas buenas que aprendemos en la Iglesia a mi madre le gustan pero sin el tema del dinero.



Esta mujer y la cuestión monetaria.



Aparte, en estos días me han vuelto a llamar para trabajar sustituyendo a Lorena en la limpieza de las oficinas. No creo que sea que los San Pancracio que metí en el cajón cercano a mi ordenador hayan hecho efecto. Son sólo figuritas y eso creencias llenas de superstición.



Es Dios y sólo Dios quien escucha nuestras oraciones y nos ayuda cuando más lo necesitamos; y yo recibí la llamada de la empresa cuando mi colaboración con Bea por tercera vez me estaba agobiando de nuevo. Me sentí bien bendecida.



Sé que el camino va a ser lento y tendré que jugar con el lenguaje todavía. Como dice un proverbio árabe: "No digas todo lo que sabes". Por desgracia, así es. Pero los cambios a realizar en mi vida sé que van a ser de gran ayuda para que vean lo magnífica que es esta iglesia y que nada malo recibo de los "odiosos" mormones.



Realmente, estoy muy contenta.






Marian García.

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